Nací en Bogotá, en la década del 70, y tuve la fortuna de hacerlo en un hogar multicultural formado por un médico colombiano y un ama de casa española. La vida me llevó a vivir en varios países y ver el mundo desde perspectivas distintas. Mi imaginación se nutrió de acentos, colores y paisajes muy diversos. Y, como amo la vida con locura, quise atesorar de alguna manera esos recuerdos, sonidos, impresiones e historias. Lo hice desde que tengo memoria en cientos de libretas, agendas, cuadernos.

De mi padre médico, quien dedicó una etapa de su vida a atender personas heridas en el conflicto interno colombiano, aprendí que no debemos dar la felicidad, la abundancia y salud por sentadas; a agradecer y a valorarlo todo en la vida. De mi madre, aprendí que la lealtad más importante es la que se tiene con uno mismo. De mis abuelas, escuché la historia y la política desde dos extremos opuestos; y así me entrené para saber defender mis propias convicciones, pero también para empatizar con quienes piensan diferente.

Soy politóloga de formación, emprendedora por vocación y mi gran pasión es escribir. A lo largo de mi carrera he ocupado diferentes cargos directivos, tengo varias publicaciones académicas en Ciencias Políticas, soy fundadora y CEO de MERAKIU, una plataforma de emprendimiento con más de 20.000 mujeres, y he sido invitada a hablar en las Naciones Unidas sobre emprendimiento femenino. Pero mi mayor orgullo es mi familia, el poder tener verdaderos amigos de todas las edades, nacionalidades, religiones e ideas políticas y saber ver siempre lo mejor en cada uno. Mi mayor tesoro son los cientos de historias que tengo para contar, el placer de haber vivido la vida intensamente, y sobre todo, mi fe en el ser humano y en la vida.

Sé que mi vida es un regalo que he recibido y mis méritos no son míos, sino de Dios; por eso tengo la enorme responsabilidad compartirlos, de transmitir el mensaje de las experiencias que he vivido y de las historias que me han contado.